Adicciones
Recuperación de adicción a las drogas y el alcohol.
Las personas que están trabajando para eliminar su dependencia a los químicos, presentan una situación extremadamente estresante, tanto física como emocionalmente.
Los síntomas incluyen dolor muscular, dolor de huesos, dolor de cabeza, vómitos, temblores, diarrea, antojos, trastornos del sueño, pérdida de apetito y cambios de humor extremos.
El Reiki es muy útil en el alivio de los síntomas físicos, mentales y emocionales. Los nuevos pacientes pueden ser reacios a participar en el primer tratamiento, ya que por lo general tienen problemas de confianza.
Sin embargo, dentro de una media hora, el efecto tranquilizador de la energía reduce o elimina sus impaciencia, brindándoles calma, paz y seguridad.
Una vez que el cuerpo se siente seguro y apoyado, se empieza también a liberar la sensación de pánico y el trauma que acompaña a síntomas de abstinencia, y el paciente se predispone a futuras sesiones.
Estos pacientes que por lo general sufren de problemas de ira y vergüenza, comienzan a comportarse de manera más suave, de manera abierta y compasiva, una vez que experimentan la sesión.
También esta demostrado que los que reciben sesiones son menos propensos a tener arrebatos emocionales destructivos. Cuanto más sesiones reciben, más centrados se vuelven.
El principal dolor que sufren los adictos y los alcohólicos se induce emocionalmente. Una vez que el cuerpo se calma y la mente se relaja, el dolor empieza a disminuir.
La enfermedad de la adicción crea depósitos de pena y culpa.
El éxito del tratamiento se basa en gran parte en proporcionar un ambiente de aceptación que promueve el amor propio y la técnica cumple estos requisitos a la perfección. Los pacientes a menudo lloran durante una sesión, ayudando a liberar la tensión acumulada en el cuerpo y la psique. Muchos adictos han sido física y/o sexualmente abusados.
Experimentar la suavidad y el cuidado durante la sesión les permite liberar la tensión de protegerse a sí mismos frente a nuevos abusos. Los pacientes pueden recordar un trauma pasado.
Debido a los efectos calmantes de la sesión, el paciente lo aborda sin el dolor original, sin ser bloqueado por el miedo.